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HECHOS DE LOS APÓSTOLES 42 iba a hacerlo comparecer, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; los centinelas mon– taban guardia ante la puerta de la prisión *. 7 De pronto se apareció un ángel del Señor y una luz esclareció la es– tancia. Tocando a Pedro en el costado, le despertó y le dijo : Levántate inmediatamente, Y las cadenas cayeron de sus manos. 8 El ángel le ordenó : Cíñete y cálzate; así lo hizo. El ángel añadió : Envuélvete en tu manto y sígueme. 9 Y, saliendo, le seguía, sin saber si lo que estaba haciendo el ángel era realidad, pues le parecía tener una visión. 1 º Después de pasar la primera y segunda guardia, .llega– ron a la puerta de hierro que da a la ciudad, la cual se les abrió automáticamente; salieron y avanzaron por una calle y súbitamente el ángel se alejó de él. 11 Pedro, vuelto en sí, dijo : Ahora comprendo verdaderamente que el Señor envió a un ángel y me libró de las manos de Herodes y de cuanto el pueblo judío esperaba ver *. 12 Después de reflexionar, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban muchos reunidos en oración *•. 13 Golpeando la puerta del vestíbulo, salió a escuchar una muchacha llamada Rode. 14 Reconociendo la voz de Pedro, atolondrada por la alegría, en vez de abrir, entró corriendo para avisar que Pedro estaba a la puerta. 15 Ellos le contestaron : Estás loca. Pero ella insistía en que era verdad. Es su ángel, dijeron ellos. 16 Mientras tanto Pedro seguía golpeando. Abrieron al fin, vieron que era él y quedaron estupefactos. 17 Haciéndoles señas con la mano de que se callasen, les contó cómo el Señor le había sa– cado de la cárcel; luego añadió: Comunicad esto a San– tiago y a los demás hermanos *. 18 Cuando fue de día, se que el prisionero llevaba sujetas a las manos, De los otros dos centine– las, uno hacía gua,rdia a la puerta de la celda del preso, el otro en la puerta de salida de la cárcel. 12 Se trata de Juan Marcos, primo de Bemabé y compañero de éste y de Pablo en los viajes misioneros. Su actividad se describe ampliamen– te en el libro de los Hechos. Se le considera ordinariamente autor del segundo evangelio. , 17 Este Santiago aquí mencionado parece ser el "pariente del Señor". Cuando Pablo visita Jerusalén (Gl 1, 19), hacia el año 38-39, Santiago es ya jefe del grupo "hebreo" de los cristianos de la Ciudad Santa. Go– bierna esta iglesia cuando Pedro abandona Jerusalén (Hech 15, 13; 21, 18). Se le atribuye la carta de Santiago.

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