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HECHOS DE LOS APÓSTOLES 38 sucristo, el cual es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo acaecido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. 38 A saber, lo referente a Jesús de Nazaret, cómo Dios le ungió con Espíritu Santo y poder, el cual pasó haciendo el bien y curando a cuantos estaban dominados por el diablo. 39 Y nosotros somos tes– tigos de cuantas cosas realizó en la región de los judíos y en Jerusalén, al cual dieron muerte colgándole de un madero. 40 Pero Dios le resucitó al tercer día e hizo que se manifestase, 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros que comimos y bebimos en su compañía después de haber sido resuci– tado de entre los muertos. 42 Nos envió a predicar al pue– blo y a declarar que El ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos *. 43 De El declaran todos los profetas que quien cree en El recibe por su nombre el perdón de los pecados *. Los gentiles reciben el Espíritu Santo y el bautismo 44 Todavía estaba Pedro hablando estas cosas, cuando bajó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban la palabra *. 45 Todos los fieles de origen judío, que habían venido con Pedro, se quedaron asombrados al ver cómo el don del Espíritu Santo se derramaba también sobre los paganos. 46 Les oían, en efecto, hablar en lenguas y pro– clamar las grandezas de Dios. Entonces Pedro preguntó: 4 7 ¿ Se puede acaso negar el agua del bautismo a quienes han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros? 4 8 Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Luego le rogaron que permaneciese algunos días con ellos *. 42 Los "vivos" son aquellos que vivirán aún el dfo, de la parusia; los "muertos" son aquellos que resucitarán entonces para ser juzgados, 43 El ajusticiado del Calvario, mediante su resurrección se consti– tuye en juez universal (2 Tm 4, 1 ; 1 P 4, 5). Los profetas anuncian la remisión de los pecados como nota específica, del reino mesiánico– Dos prerrogativas, aquí mencionadas, hacen de Jesús un personaje aparte : ser juez y perdonar los pecados, 44-48 Los fieles de origen judío que conservan aún resabios racis– tas se maravillan, porque todo esto contradice sus prejuicios. Pedro justifica su actitud afirmando que no se puede negar el bautismo a quienes se han igualado con ellos al recibir el mismo Espíritu Santo-