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21 HECHOS DE LOS APÓSTOLES Los apóstoles ante el Sanedrín e intervención de Ga– maliel 27 Una vez conducidos, les hicieron comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote les interrogó: 28 Os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése; con todo habéis invadido Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre *. 29 Pedro y los apóstoles respondieron: Es necesario obe– decer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nues– tros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros disteis muerte colgándolo de un madero. 31 Dios le ha ensalzado a su de– recha, haciéndole Jefe y Salvador para conceder a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados. 32 Nosotros somos testigos de esto y también el Espíritu Santo que Dios ha otorgado a cuantos le obedecen. 33 Ante esta res– puesta se comían de rabia y querían acabar con ellos. 34 Pero levantándose en medio del Sanedrín un fariseo lla– mado Gamaliel, doctor de la ley estimado de todo el pue– blo, mandó que hiciesen salir un momento a estos hom– bres *, 35 Y luego les dijo : Israelitas, considerad bien lo que vais a hacer con estos hombres. 36 Porque no hace mucho apareció Teudas, que se hacía pasar por un gran personaje, a quien se unieron unos cuatrocientos hombres. Se le dio muerte, y cuantos le habían seguido se disper– saron y fueron reducidos a nada *. 37 Después de él, en tiempo del empadronamiento, surgió Judas, el Galileo, que arrastró en pos de sí a cierto número; pereció él también y cuantos le habían seguido se dispersaron *. 38 Con rela– ción a este caso yo os aconsejo: Desentendeos de estos 28 Este Sumo Sacerdote parece ser Ca.ifás, el mismo que condenó a Cristo y aceptó aquellas palabras significativas que nos narra Mt 27, 25. Intenta ahora librarse de la responsabilidad que los apóstoles le achacan en la muerte de Cristo. 34 Gamaliel, maestro de San Pablo (Hech 22, 3), era tenido en gran gran estima, por los judios. Perteneciente al partido de los fariseos, se mostraba partidario de un ''aggiornamento» en la interpretación de la Ley. Ahora da muestras de una sabia prudencia. 36-37 Los sanedritas consideran a los apóstoles como propagandis– tas de falsas doctrinas y como activistas subversivos. Su fin será se– mejante al de tantos otros revolucionarios y desviacionistas. Pero los judíos se equivocaron, porque su doctrina llevaba el apoyo de Dios.

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