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HECHOS DE LOS APÓSTOLES 20 Crecimiento de la Iglesia 12 Los apóstoles realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo. Todos los fieles con un mismo corazón se reunían en el pórtico de Salomón; 13 pero de los otros na– die osaba unirse a ellos; sin embargo, el pueblo les tenía en gran estima. 14 La multitud de los que creían en Cristo aumentaba cada vez más. 15 De tal modo que hasta saca– ban los enfermos a la calle en camillas y parihuelas, para que al pasar Pedro, al menos su sombra cobijase a alguno de ellos. 16 Acudía mucha gente aun de las ciudades veci– nas a Jerusalén, llevando enfermos y poseídos de espíritus inmundos. Todos quedaban curados. De nuevo la persecución 17 El Sumo Sacerdote y todos sus partidarios, es decir, la secta de los Saduceos, se llenaron de envidia, 18 e hicie– ron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel pública. 19 Pero durante la noche, un ángel del Señor abrió la puer– ta de la cárcel y los condujo fuera, diciendo: 2 º Id al tem– plo y predicad el mensaje de la vida. 21 Obedientes a estas palabras, entraron en eL templo al amanecer y comenzaron a enseñar. Mientras tanto el Sumo Sacerdote y sus partida– rios convocaron al Sanedrín, esto es, el senado en pleno de Israel, y mandaron traerlos a la cárcel. 22 Llegándose allá los agentes, no los hallaron en la cárcel. Regresando, anun– ciaron: 23 Hemos hallado la prisión cuidadosamente cerra– da y los guardias a pie firme junto a las puertas; habiendo abierto, no hemos hallado a nadie. 24 Ante esta noticia el prefecto del Templo y los sacerdotes quedaron desconcer– tados, preguntándose qué podría haber sucedido. 25 En esto llegó alguien que les dijo: Los hombres que habéis encar– celado están en el templo enseñando al pueblo. 2 6 Enton– ces fue el prefecto con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo.

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