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HECHOS DE LOS APÓSTOLES 18 el Señor y su Mesías. 27 Porque a la verdad se han con– fabulado en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y el pueblo de Israel. 28 Cumpliendo así cuan– to tu poder y voluntad habían determinado que sucediese. 29 Ahora, pues, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos anunciar tu palabra con toda firmeza y libertad. 3 0 Manifiesta tu poder, realizando, mediante el nombre de tu santo siervo Jesús, curaciones, señales y prodigios. 31 Ter– minada su oración, tembló el lugar donde estaban congre– gados; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comen– zaron a anunciar la palabra de Dios con valentía *. Unión entre los fieles 32 La multitud de creyentes formaba un solo corazón y una sola alma, y nadie consideraba como suyo lo que poseía, sino que todo era común entre ellos *. 33 Con gran energía los apóstoles daban testimonio de la resurrección de Jesús, el Señor, y todos gozaban de gran simpatía. 34 No había indigentes entre ellos; porque los que poseían cam– pos o casas las vendían y traían el precio de la venta * 35 para depositarlo a los pies de los apóstoles; luego se daba a cada uno según sus necesidades. 36 Así José, llama– do por los apóstoles Bernabé, que significa hijo del con– suelo, levita oriundo de Chipre 37 vendiendo un campo que poseía, trajo el dinero y lo depositó a los pies de los após– toles. 31 Dios manifiesta que ha escuchado la oración confiada, de los após– toles mediante una doble señal : una especie de terremoto y una nueva efusión del Espíritu Santo- 32 La unión afectiva de los primeros cristianos, afincada en la mis– ma fe y en el mismo amor a Cristo, se traduce prácticamente en la co– munidad de bienes- Cuando el amor es perfecto borra las fronteras en– tre lo "mío" y lo "tuyo", mientras que el egoísmo agrava las diferen– cias- 34 La comunidad de bienes no era universal ni obligatoria, de 10 contrario no se explicaría cómo Bernabé es alabado por su acción : igualmente las palabra,s de Pedro a Ananías prueban el carácter volun– tario de estas ventas (5, 4). Algunos miembros influyentes de la comu– nidad habían conservado sus casas (12, 12; 21, 8, 16).

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