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11 HECHOS DE LOS APÓSTOLES en lenguas extrañas, según el Espíritu les concedía expre– sarse. 5 Había en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. 6 · Al producirse este ruido, se congregó la multitud y quedó desconcertada, por• que cada uno les oía hablar en su propia lengua.. 7 Maravi– llados y atónitos, exclamaban: ¿no son galileos todos estos que .están hablantlo? 8 Entonces, ¿cómo cada uno les oírnos hablar· en nuestra propia lengua nativa? 9 Partos, medos, elamitas, habitantes de Mesopotarnia, de Judea y Capado– cia, de el Ponto, de Asia, 1 0 de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la parte de Libia que .confina con Cirenaica, forasteros romanos, 11 judíos de raza y prosélitos, cretenses y árabes, les estamos oyendo pregonar en nuestras lenguas las gran– dezas de Dios *. 12 Perplejos y estupefactos se decían unos a otros : ¿ Qué puede ser esto? 13 Otros; por el contrario, se mofaban y exclamaban: ¡ Están llenos .de mosto! Discurso ele Pedro 14 Presentándose Pedro, acompañado de los once, alzó su voz y les habló así: Judíos y moradores todos de Jeru– salén, tened en cuenta esto y prestad atención a mis pala– bras. 15 Estos no están bebidos, como vosotros pensáis, pues no son todavía las nueve de la mañana, 16 sino que cuanto sucede es el cumplimiento de lo predicho por el profeta J oel: 17 En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi espíritu sobre todos los hombres, y vuestros hijos e hijas profetizarán *. Vuestros jóvenes tendrán de día visiones 11 "Prosélitos" son aquellos que sin ,ser judíos de raza, se hari in– corporado al pueblo elegido aceptando sµ religión y circuncisión. No debert confundirse coh los "piadosos y temerosos de Dios" que simpa– tizan con el judaísmo y frecuentan sus sinagogas, pero ni practican la Ley ni reciben la circuncisión. 14-36 Pedro. actúa como jefe de la comunidad apostólica y pronun– cia un magistral discurso en el que prueba la ,mesianidad de Jesús. Cita en primer. lugar una pr6fecía, mesiánica del profeta· Joel (16-21), y lue– go demuestra qt\e el Crucii'icado del Gólgota es el verdadero Mesis1s (22-36), Para eUo invoca los milagros realizados por Cristo, la resurrec– ción con que Dios probó la eficacia redentora de su muerte, la exalta– ción gloriosa a la derecha de Dios, donde recibió el Espíritu prometido y lo envía sobre sus discípulos- Pedro y los apóstoles son testigos ocu– lares de estos hechos que fundamentan la fl;l cristiana. 17 JI 3, 1-5,

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