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HECHOS DE LOS Al'ÓSTOLES 8 Prólogo 1 En mi primer libro, querido Teófilo, traté de las obras y enseñanzas de Jesús desde sus comienzos * 2 hasta el día en que, después de dar, bajo la acción del Es– píritu Santo, sus instrucciones a los Apóstoles que El se había elegido, fue elevado al cielo. 3 A ellos se presentó El mismo, después de su pasión, dándoles abundantes pruebas de que estaba vivo; a lo largo de cuarenta días se les apa– reció e instruyó acerca del reino de Dios. Ultimas instrucciones y ascensión 4 Estando comiendo con ellos, les ordenó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen el cumpli– miento de la promesa del Padre, la cual, dijo, escuchasteis de mis labios; 5 porque Juan bautizó con agua, pero vos– otros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos días. 6 Los allí reunidos le preguntaban: Señor, ¿vas a restablecer ahora el reino de Israel? 7 Les respondió: No os toca a vosotros conocer el tiempo y momento oportuno que el Padre fijó con su propia potestad. 8 Mas recibiréis 1 Se refiere al tercer eva.nge!io, obra del mismo autor. 3 Las apariciones tienen una doble fina.lidad: vigorizar la fe en la Resurrección, prueba capital de la nueva religión, y perfeccionar la instrucción acerca del Reino de Dios. El Reino de Dios será el tema central de la predicación de los apóstoles (8, 12; 19, 8; 20. 25; 28, 23, 31) lo mismo que lo había sido de la predicación de Cristo (Mt 3, 2). 5 La venida del Espíritu Santo marcará el comienzo de una nue– va era. Los apóstoles, en ·Pentecostés, recibirán tal abundancia de gracias que estarán como sumergidos en el Espíritu Santo. 8 Los apóstoles son, ante todo, testigos de lo que han visto y oído, La predicación del nuevo Reino se extiende a todas las naciones. Para cumplir esta misión sobrehumana necesitan una fuerza omni– potente que recibirán cuando el Espíritu prometido descienda sobre ellos-

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