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-9- pre a ta catolicidad y a imponerse a todos con ta fuerza de la verdad y del amor. Es lo que no quisieron entender tos hebreos intere- ~sados en mantener al Mesías nacionalizado, encerrado en sus estrechas fronteras y en su más estrecha políti– ca. Es lo que rt:husan aceptar los protestantes y malos cristianos quienes acatan el Evangelio como un hecho histórico muerto ya; como un fenómeno que debe trans– formarse según los tiempos y et modo de ver de ta hu– mana razón, y, por tanto, tienen como un atropetlo a tas conciencias et apostolado, et espíritu de proselitis– mo que no es sino el ardor de la caridad cristiana por la propagación de la Palabra de Dios que no puede cambiar ni tomar las variantes de la miserable razón humana. El prodigio estupendo de la glosolalia simboliza la unidad fundamental del Evangelio y su propagación constante a todos los pueblos y naciones, sin cambiar et sentido de tos pensamientos divinos. Allí sobre la terraza del Cenáculo la Iglesia recien nacida cantó las alaban– zas divinas por boca de los discípulos llenos del Espí– ritu Santo: alabanzas que llegaban traducidas 'en todas las lenguas a los oyentes griegos y romanos, partos y elamitas, sirios y caldeos, habitantes del Ponto y de la Mesopotamia venidos del Oriente y del Occidente a celebrar en Jerusalén et Pentecostés judío. Aquella fue la catolicidad simultánea, inmediata de la Iglesia que sucesiv1:1mente se produciría en los tiempos venide– ros y formaría la rica historia de la propagación de la Fe en todo el mundo conocido; en todo el se bendecirá al Sefior con los mlsmos afectos e idénticos pensamien-