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-68- es necesario finalmente sostener como un axioma evan– .gélico insustituible que el derecho comienza por recibir y dar en nombre de Dios, sacrificado, el orgullo y todo interés que nos ponga en colisión con Dios o con los hombres; es la abnegación cristiana ensefiada en et Evangelio. Argumento moral La renunciación afectuosa de si mismo en favor de la paz con los demás, supone tres virtudes; estima del prójimo, perdón de injurias, conmiseración, y finalmen– te, amor positivo y sincero a nuestros semejantes. Estamos obligados, en primer lugar, a pensar bien del prójimo; nadie ha de ser tenido por malo sin prue– bas; y, aun cuando las tengamos, no por eso podemos despreciar al malo, aunque abominemos del mal; la jus– ticia exige estimar en todo hombre lo que de bueno tie– ne, lo que Dios ama en el, aunque sea pecador abyec– to; Et nos hizo a su imagen y semejanza, un poco me– nos que los ángeles; cuando caímos por el pecado nos regeneró por la sangre de su Divino Hijo hecho hombre; dionos así la dignidad de hijos suyos, hermanos de Je– sucristo y coherederos del cielo; todo esto nos lo dió cuando estabamos caidos; El nos amó primero: de mane– ra que los ojos de Dios descubren en nosotros lo que El ha hecho, y estima al hombre por lo que es. Muy ciego debe ser quien no ve, o muy malo quien no quiere ver en su prójimo lo que debe respetar, y lo insulta y lo des– precia, fijándose solamente en lo que tiene repulsivo a sus interesados ojos.

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