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-62- les hagais caso. El demonio pesca con anzuelo, pone cebo de juegos y placeres y el que pica, queda prendido y he-, rido de muerte. Mucho cuidado. Dios ha sefialado ya quié– nes son los pescadores de almas para el cielo; son los apóstoles, los que en su nombre enseñan, pero no enga– fian, sino que repiten la verdad que salió de labios de Je• sús, y si tenemos la dicha de ser fieles a la fe que recibi– mos en el Bautismo al entrar en la Iglesia, navegaremos seguros por el mar tempestuoso del tiempo y abordare– mos a las playas de la eternidad donde van desembar– cando las discípulos de Jesucristo, y donde un día nos reuniremos todos los 1ue le fuimos fieles para reinar con El en el cielo para siempre.
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