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-40- luz y barre bien la casa, y lo registra todo, has· ta dar con ella? Y en hallándola, convoca a sus amigas y vecinas, diciendo: alegraos conmigo, que ya he hallado la dracma que había perdido. Así os digo yo, que harán fiestas los Angeles de Dios, por un pecador que haga penitencia. Aclaración literal del texto. El Evangelio del domingo pasado nos ensefíaba las incansables instancias que por voluntad expresa de je– sucristo habían de hacer sus enviados para atraer los indiferentes y extraviados a la Casa de Dios que es la Iglesia; la página evangélica de hoy nos muestra al mismo jesús personificándose en esa búsqueda amorosa, aun dando con ello motivo a los escribas y fariseos pa– ra escandalizarse y murmurarle, porque trataba y comía con publicanos y pecadores. Muy de intento hace notar el relato evangélico que estos seres, tan desdefíados por el orgullo farisáico, acudían a Jesús para escuchar su doctrina: «ut audirent itlum»: estamos acostumbrados a ver desfilar ante el Divino Salvador multitudes pidien– do la salud del cuerpo, o deseando alzarlo por rey, o esperando ver algún milagro; y a los doctores y escri– bas y fariseos asediarlo constantemente para espiar sus palabras y sus obras, por si podían sorprender en ellas algo de qué acusarle. Es por tanto, muy significativo, y debemos tenerlo en cuenta para entender todo el texto sagrado, que los publicanos y pecadores de que se trata se acercaban al Maestro ávidos de oirle y atraidos por la suma amabilidad con que los trataba, contrastando