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-37- res Y.millares de nifios de países civilizados y cristianos afuera y hambrientos por toda la eternidad. La palabra de Dios jamás se dice en vano; cuando Dios prepara un fes– tín tan grande como el de la gracia y el de la gloria se llenarán irremisiblemente todos los asientos; y cuando estén llenos, y sea cumplido el número de los elegidos, se cerrará la puerta, y los necios y mal criados que no acudieron, rechinarán de rabia para siempre. También os habréis fijado que el señor aquel del con– vite dijo a sus criados que hiciesen violencia a los tran– seuntes para que entrasen a cenar y se llenasen todos los asientos. Ya me figuro yo como irían algunos tomados de la mano y del brazo de los criados que los sentarían y los pondrían delante de los platos para que comenzaran a ce– nar; luego se darían cuenta que la violencia, la insistencia en convidarlos era una gracia singularísima, y se tendrían por felices de haberse encontrado con tan insistentes in– vitaciones, Como estos hay muchos niflos que lloran y su– fren porque sus padres o sus maestrós los llevan a la doc– trina o a la iglesia; ellos quieren continuar jugando en la calle, es preciso castigarlos, a veces, para que acudan al Convite celestial, para que se preparen bien a la Sda. Co– munión, para que acudan a la casa del Seflor. Preparaos para ver algún día _los extremos de agradecimiento que harán esos chicos a cuantos, con harta molestia suya, pe– ro fieles a su deber y por el amor que les tenían, los obli– garon a participar de los Santos Sacramentos y a juntar– se con los elegidos para el cielo. No es violencia la que se os hace, sino celo de vuestro bien, el que se demues– tra, cuando se interrumpen vuestros juegos y caprichos para llevaros a donde Dios os llama y os espera para re– conoceros y regalaros como a hijos muy queridos. Dejad por tanto, a los malos y perversos que desoigan la voz de Dios, que se declaren extrafios a la casa de Dios

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