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-34- cia y aún et cuerpo de tos niftos, que tos alimente con pan del cielo, que los nutra de to divino y mantenga ta vida sobrenatural, recibida en el Bautismo. Es un gran pecado alejar a los niftos de la Primera Comunión a la que ta Iglesia los invita en cuanto tienen uso de razón; es una temeridad oponerse a las instancias del Cura Párroco o del Misionero que saben el grado de prepa– ración de los pequefios y les urgen a la Cena preparada por Jesucristo para los suyos. Todos cuantos por esta– do, por vocación, por mandato expreso o por tácito compromiso con tos padres son forjadores de almas, educadores, apóstoles, deben tener por cierto que ese ministerio exige de ellos mucha vida interior mucha co– municación con Dios, mucha docilidad para atenerse a los designios de Dios; quien no se siente convencido, no intente convencer a nadie; quien no se siente fuerte contra pasiones enervantes de la espiritualidad, no in– tente asaltar el castillo del corazón ajeno; quien no es– tá dispuesto al sacrificio y a sufrir repulsas y desvíos y aún persecuciones por propagar el reino de Dios, no se llame apostol; temple antes su alma en la caridad divi– na que se lo hará todo facil. Ese es el camino que han seguido los conquistadores de almas.

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