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-295- :gazo virginal los dispersos discípulos; las primeras lá– grimas de arrepentimiento de los que habían huido fueron derramadas sobre el pecho de María, las prime– ras palabras de aliento salieron de los labios virginales que llamaron a Jesús «Hijo mío>, y recibieron encargo testamentario de prodigar el mismo carifioso nombre a los discípulos del Crucificado; María Santísima, la Vir– gen-Madre, es inspiradora de las páginas evangélicas que refieren el origen, la infancia y la vida oculta de Jesús; María es el viviente proto-evangelio consultado por los sagrados escritores del Nuevo Testamento: y la fortaleza de Madre que la sostuvo al pie de la cruz, sostuvo las debilidades y desfallecimientos de los po– bres redimidos cuando el mundo judío y el mundo pa– gano mancomunados quisieron aplastarlos. La Virgen vivió todavía muchos afios después de las primeras ex– plosiones del odio anticristiano, fué la nodriza de la Iglesia; y así se verificó que la Redención, iniciada en la solitaria mansión de María en Nazaret, y en la coo– peración decisiva que entonces le pidió el cielo, y en la compenetradón constante de su Corazón ·inmacula– do con el CoraZón divino de Jesús, ha .dado al Cristia– nismo la pauta para entender los trámites que ha de seguir en la eficacia de la.redención para cada uno: lo que no comenzó sino por María, no se consumará sin Ella. Jesús la ha puesto en eÍ vestíbulo de la Iglesia, y la pone en el principio de sus luchas, y le confía la ad– ministración de sus méritos, y la mediación universal para que sea corred~ntora por la voluntad con que aceptó ser Madre de Jesús, y por la voluntad de Jesús al nombrarla madre de los redimidos. El nombre de

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