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-294- ra ha dado y dará siempre el mismo resultado: la safía de los enemigos comienza por separar a los discípulos y demostrarles duramente que no son del mundo sino del cielo: el dolór y la muerte conviértense en arma de combate y en aureola de gloria; los que pretenden aho– gar en sangre de cristianos la fe y el amor a Jesucristo y bort:11r su nombre de la tierra, deben recordar que la experiencia está ya muchas veces repetida con resulta– dos opuestos al intento de cuantos ciegamente la lleva– ron acabo; y que la criba de la persecución, zarandea sí, y crucifica a los discípulos de Jesús, pero los purifi– ca y los separa de la escoria; jamás la Iglesia temió la persecución de los de fuera, si contaba con la fidelidad y el amor de sus hijos: la palabra del Maestro no puede faltar. Argumento moral Todo lo cual debe inspirarnos vigor. y aliento en las dificultades inevitables de nuestra profesión cristiana; pensemos en las terribles pruebas a que se sometieron nuestros padres en la fe, busquemos en su alma el po– der, la fuerza oculta que los sostuvo, y encontraremos en los días críticos, en los primeros pasos de la Iglesia la imagen adorada del Maestro viva por algunos afíos en su Madre Santísima presente al calvario de los pri– primeros discípulos como lo estuvo a la crucifixión de su divino Hijo. No pensaremos jamás en las angustias de los buenos sin encontrar junto a ellos la Madre de la Rede11ción. ?lla fué la que reunió en torno de su re-

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