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-290- tra huída, no sea en invierno, o en sábado,porque será tan terrible tribulación entonces, que no la hubo semejante desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. Y a no acortarse aquellos días, ninguno se salvaría; mas abre– viarse han por amor de los escogidos. En aquel tiempo, si alguno os dice: El Crisio o Mesías está aquí o allí, no le creais. Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios,· por manera que, aun los escogidos, si posible fuera, caerían en error. Ya veis que os lo he predicho. Así, aunque os digan: He aquí al Mesías que está en el desierto, no valjais alld; o bien si os dicen: Mi· rad que está en la parte más interior de la casa. no lo creuis. Porque como el relámpago sale del oriente y se deja ver en un instante hasta el occi– dente, a.,í será el advenimiento del H;¡o del Hom– bre. Y donde quiera que se hallare el cuerpo, allí se juntarán las águilas. Pero luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscure– cerá, la luna no alumbrará, y las estrellas cae– rán del cielo, y las Virtudes o los Angeles del cielo temblarán. Entonces apatecerá en el Cielo la señal del Hijo del Hombre sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y ma– jestad, el cual enviará sus ángeles, que a voz de trompeta sonora congregarán a sus escogidos de las cuatro partes del mundo, desde un hori– zonte del cielo hasta el otro. Tomad esta compa– ración, sacada del árbol de la higuera: Cuando sus ramas están ya tiernas, y brotan las hojas, conocéis que el verano está cerca. Pues así tam– bién, cuando oosotros viéreis estas cosas, tened

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