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Vigésimo cuarto Domingo después de Pentecostés La confiánza de los discípulos del Evang_e– lio ·no sufrirá menoscabo cuando sobrevengan los acontecimientos que marcarán el fin del ju– daísmo y el fin del mundo. En ambas crisis co– menzará el reinado de Jesucristo y se cumplirá la Redención comenzada en el amor del Hijo y en el apoyo y cooperación de la divina Madre. Evangelio según San Mateo (Cap. XXIV). En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando viereis que estd establecida en el lugar santo la abominación desoladora 'q¡¡e predijo el profeta Daniel (quien lea esto, note bien): en aquel trance los que moran en Judea huyan a los mon– tes,' y el que estd en el terrado no baje a sacar co– sa de su casa,- y el que ·se halle en el campo no vuelva a coger su túnica. Pero ¡ay de las que estdn en cinta o criando/ Rogad, pues, a Dios que vues- 19

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