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-288- dáver, llantos, gritos y murmullos de los que decían;ya es tarde, antes tenía que haber venido este Hombre prodi– gioso; ahora está todo concluído. Se figuraban que Jesús no podría hacer ningún bien a los miembros rígidos y frí– os. Pero Jesús hace callar todos aquellos ruidos y se acerca amablemente al lecho donde yacía el c.adáver, y llama a la chica: «Thalitha, cumi»: nif!ita, levántate; pero Señor... si está muert~1... cómo le va a obedecer?:. cier– tamente, el cuerpo muerto estaba y amortajado, pero la palabra de Jesús se pone en contacto con el alma que no muere, y el alma oye la voz de Jesús y vuelve al cuerpo, y lo despierta y se levanta, como los niflos diligentes se levantan de la cama al primer aviso de su madre. Aprended de este caso cómo habéis de poneros en contacto con Jesús, con el alma, así como el que tiene sed abre la boca y pone la lengua y el paladar en contacto con el agu1:t: y el que quiere ver, abre los ojos y deja que la luz toque sus pupilas y entonces ve. Ahora decidme: ¿es– tán en contacto con Jesús los niños distraídos, los nif!os traviesos que rezan sin pensar lo que dicen, que llaman al Sef!or sin saber con quien hablan, que llegan a camulgar pensando en sus juegos, que van a confesar pecados sin pensar en el mal que hkieron? Así se explican tantas ora• ciones inútiles y tantas comuniones sin fruto; multitudes que tocan. a Jesús, pero una sola mujercita humilde y con– fiada que obtiene la salud: muchos muertos que pasarían por junto a Jesús en sus largas peregrinaciones evangé– licas, pero muy contados los que fueron resucitados; fal– taba que la voz divina llegase al alma, y le mandase vol– ver al cuerpo: es el milagro de la gracia de Dios, es el efecto del contacto querido, amante, pensado, intenciona– nado con el poder de Jesucristo, cuando vayáis a El, id con toda el alma en los labios y decidle cuanto queráis: os sanará y santificará.

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