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-281- ya era tarde; limitaban el poder de Jesús al de un vul– gar médico que necesitara ver al enfermo para curarlo. Pero Jesús dió lugar intencionadamente al mal pa– ra que llegase al extremo, y a la muerte, para que se cebara en su víctima; era la primera vez que la vida y la muerte iban a encontrarse y demostrar que la muer– te sería vencida. Nadie pidió ajesús que siguiera avan– zando, al contrario, considerándolo inútil, lo daban to– do por perdido; pero Jesús avanza: manda con plena autoridad a la multitud que lo dejen solo con tres de sus discípulos, y en compafíía del padre y de la madre- · de la muerta, entra en la estancia fúnebre de la que manda salir, lo mismo que de la casa, a las lloronas y a los tañedores de flautas, que no serían pocos, dada la importancia del dueño de la casa__ y la grandeza del do– lor que sufría. Y... se produce el milagro; Jesús habla sencillamente al cadáver, llama a la muchacha dulce– mente, la despierta de la muerte como de un sueño, la entrega a sus padres, y hurta enseguida el cuerpo a las aclamaciones de la muchedumbre agolpada ante la casa, esquiva su encuentro y gana la orilla del mar tras– poniéndolo en una barquilla. Era preciso dar tiempo a su obra y no precipitar los acontecimientos antes de que llegara la hora de Dios. Argumento apologético La enfermedad y la muerte; he aquí dos fenóme– menos indomables para el poder y la ciencia de los hombres, huyendo ante la presencia de Jesús y la fe en su poder divinos. La enfermedad y la muerte dicen ade– más al hombre ta caducidad de la materia que tiende a

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