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-276- cirme si se debe obedecer a las autoridades, a los policí– as, a los agentes del orden público: el niño, ya escarmen– tado con las otras preguntas, y poco devoto de los guar– dias, responde muy bien: sí señor, los niños aprendemos en el cuarto mandamiento a obedecer y respetar a nuestros padres y a los mayores en edad, dignidad y gobierno. Pues entonces, le replica aquel caballero, venga conmigo que tengo que descerrajar un sagrario por orden del gober– nador que ha prohibido que se digan ya mas misas en este pueblo, ayúdame a apresar al cura que va desterrado. ¿Qué diría uno de vosotros a ese policía secreta, aunque le mos– trase su consigna y le amenazase con el revolver?.... No señor, yo obedezco a mis superiores: pero si al– guno como usted quiere atropellar mi conciencia y obligar– me a un sacrilegio semejante, no obedezco; antes que el gobernador, está Dios y mi alma. Estaría bien respondido ¿verdad?.. Pues ya lo sabéis; no hay dificultad ninguna en ser muy buen ciudadano, soldado, patriota y buen hijo y muy buen discípulo; todo eso es lo que se débe al mundo, a los que nos pueden mandar)' con quienes hemos de ví– vir en sociedad: pero sobre todos está Dios. Mirad la imagen que lleváis en el alma. El hombre fué hecho a imagen y semejanza de Dios: y como si esto fuera poco, fijaos bien y veréis que además tenéis la inscripción de Jesucristo, sois cristianos; podrían entregar el alma al dia– blo, a los malos .. perderla?.. de ninguna manera: el alma es de Dios. Vuestra conciencia cristiana está por encima de todo. Así se resuelven todos los conflictos que pueden venir entre lo que debemos al mundo y lo que debemos a Dios: entre los intereses de esta vida y los intereses de la otra. Los niños buenos saben bien esto, y serán capaces de ,dejarse matar como San Tarsicio, antes que entregar al

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