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-275- tos, gobernador en nombre del César y le dirían: mire, se• fior gobernador, allí en la plaza está el famoso Nazareno que tantos partidarios tiene, y está diciendo que no reco• nozcamos al César; es un revolucionario; y Pilatos pór tal lo mandaría aptesar y castigar, ¿Veis si eran malos y si la preguntita aquella tenía malicia?.. Ellos no contaban con la Sabiduría infinita del Sefior; el cual, como habéis oído, con solo pedirles ver una moneda de las de la con– tribución, que eran especiales y llevapan acufiado el bus– to del César a un lado y al otro la inscripción de su reina• do, los confundió; les pregunta: «y... esta imagen de.quien es? y esta inscripción?.. pues... del César... muy bien; dadle entonces al Cesar lo suyo y al Dios lo suyo también. Ellos no le habían dicho nada de lo que tenían que dar a Dios, les preocupaba nada más lo que tenían que dar al César. Con lo cual se quedaron tan confundidos que no se atrevieron a replicar ni una sola palabra. Suponed que un cualquiera os preguntara a vosotros: ¿un nifio cristiano puede ser zapatero? ¡¡vaya una pre– gunta, ¿verdad?.. contestáis, claro que sí: entonces os re– plica el otro, el nifio cristiano podrá hacer zapatos en día festivo? .. no, eso no, diréis enseguida, porque el día fes– tivo lleva la imagen, el sello de Dios, está consagrado a El y no se puede profanar. ¿Puede un nifio ir a la escuela sin dejar de ser buen cristiano? Ya .lo creo que sí, como que si no va, pecará y se quedará tan ignorante como nació. Entonces aquí hay una escuela laica, protestante, donde no se ensefia catecismo, ni se nombra a Dios; decís: eso es otra cosa: el nifio debe conocer ante todo a Dios y salvar su alma: pues si le quieren meter a una escuela donde Dios es desconocido y le van a perder el alma, no debe ir: que se quede en casa, si no hay otra escuela. Os pregunta un sefior que pasa por la calle: oye nifio, tú qué eres católico y vas a la iglesia y te confiesas sabrás de-

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