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-26- se; probad vosotros a mirar de hito en hito al disco solar al medio día; enseguida teneis que cerrar los ojos, no lo po– deis ver: y si os empeñais un poco, vuestro ojos se irritan, comenzais a llorar y podéis hasta quedaros ciegos? Es por oscuridad del astro?; no, sino por esceso de luz? Exceso de agua en el mar era lo que imposibilitaba al niño aquel de la playa africana meterlo todo en el hoyo abierto con sus manecitas en la arena. Si Dios no fuera más santo, más sabio, más hermoso, más bueno, más grande que lo que nosotros podemos entender ¡¡qué pequeño sería!! He aquí porque todo niño buen cristiano cree sin ti– tubear el misterio de la SSma. Trinidad: y cuanto más in– comprensible sea, sabiendo que es Dios mismo quien lo ha revelado, más a gusto lo confiesa, porque prueba la in– finita perfección de Dios demostrada en las obras que po– demos apreciar, mas o menos, con nuestra razón y con nuestros ojos. Vemos y sabemos lo que ha hecho el Padre en la obra de la Creación; lo que ha realizado el Hijo en ta obra de nuestra Redención; las maravillas que obra el Espíritu Santo en la santificación de las almas. Oímos al mismo Jesús que es la Verdad bajada del cielo que nos habla de su Padre, que nos anuncia el Espíritu Santo, afir– mándo rotundamente que el Padre y El con el Santo Es– píritu son una misma cosa: ¿cómo no creerle, si nos habla tle to que es El mismo en cuanto Dios? ¿quién nos diría lo que es Dios, sino Dios mismo? ¿quien otro podría saberlo? Suponed que preguntan a un nifío ¿quién eres tú? y el responde; yo soy Juanito; y el otro te replica, no es ver– dad, tu eres Antonio; diría y con razón Juanito; sabrá Us– ted mejor que yo quien soy..• Pues esta es la necia acti– tud de muchos soberbios impertinentes ante lo que dice Dios de si mismo; alegando su ignorancia como una razón concluyente, no quieren creer que Dios sea Pa– dre, Hijo y Espíritu Santo; pretenden saber más que