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- 18- grado estaba destinado a prender en toda la tierra con el eco de la palabra de los embajadores de Jesucristo consagrados para tan arduo ministerio con estas tres frases recordadas por la página evangélica de hoy; «id... ensefiad... bautizad.» Al decirlas, invoca la suprema– potestad dominativa que en cuanto Dios tiene para lla– mar a su seguimiento a todo el género humano; así ce– rraba el paso a los pensamientos m~drosos que pudie– ran acobardar a los apóstoles ante tamafia empresa. El mundo entero debía ser cristiano, so pena de quedarse en la barbarie, y lo sería en cuanto se predicase el Evangelio en nombre de la SSma. Trinidad. Aquellos afortunados discípulos conocían al Padre por las reve– laciones de su divino Hijo; conocían al Hijo por sus pa– labras de vida eterna y por sus obras prodigiosas; cono– cían al Espíritu Santo desde el día en que se sintieron por el transformados; sabían lo que era la vida de Dios comunicada a los hombres y que al invocar el nombre augusto de la SSma. Trinidad sobre aquellos que se rin– diesen a su palabra para bautizarlos los introducían en los dominios de lo divino, les comunicaban el poder, la luz y el amor sobrenaturales. Este es el único pasaje del Sto. Evangelio en el que Jesús expresa con absoluta precisión la naturaleza íntima de la divinidad, una en si misma y trina en Personas. Cuando Moisés preguntó a Dios por su nombre para ampararse contra la increduli- . dad de su pueblo, Dios le contestó: «diles así; «El que Es, me envía a vosotros.» Pero los enviados del Evan– gelio saben más en detalle el misterio de la esencia di– vina y podrán decir; Dios que es padre, que es Hijo y que es Espíritu Santo, nos envía a vosotros. Iban en

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