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gen premió con esas apariciones visibles la pureza de sus almas. Súplicas.-¡Oh María!, cuyo corazón fué exento de toda mancha y de toda aficción terrena, concédeme que a tu imitación desprecie todo lo mundano, todo lo que pueda impedir el resplandor de la gracia santificante en mi alma. Madre Purísima, dame la pureza total de cuerpo y alma, de sentidos y potencias. Pureza en mis pensa– mientos, en mis palabras, en mis obras, en toda mi con– ducta. Pureza para hablar con las Tres Divinas Per• sonas y entretenerme en dulce coloquio con Ellas. Otórgame, María, pureza para conocer a Jesús, amar a Jesús, seguir a Jesús. Pureza para administrar los san– tos sacramentos, para ofrecer el sacrificio de los alta– res, para aposentar la Hostia Viva en mi pecho. Te suplico ¡oh María! pureza angelical para cono– certe, amarte, seguirte, imitarte, acompañarte junta– mente con tu castísimo Esposo San José. Propósitos.-Trabajaré por adquirir siempre mayor pureza integral, evitando toda clase de pecados; des– prendiéndome de todos los afectos terrenos y amistades peligrosas; arrojando todos los idolillos del corazón; purificando siempre más mis intenciones, mis pensa– mientos, mis ideales, mis palabras, mis obras, mis em– presas, mis motivos de obrar. Pediré la pureza total no sólo para mí, sino tam– bién para el mundo. Que los hombres no pierdan la fe y la gracia por los placeres sensuales; que se eviten los escándalos públicos, las representaciones obscenas, ""'--82-

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