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en la santidad de una fe si no se manifiesta en las personas que la profesan y la predican ? Lo experimentó San Francisco Javier en Goa y en el Japón, cuando los escándalos de los católicos y herejes paralizaban, en parte, su generosa acti– vidad apostólica. Todos, pero singularmente los que están puestos como espectáculos a Dios, a los ángeles y a los hombres, deben resplandecer con la pureza de la vida y la nobleza de la fe si quieren hacer eficaz y fecundo su apostolado. Es necesario como el Divino Maestro practicar y enseñar. EJEMPLOs.-Se refiere que el rey de Muanga (Ugan– da) quería hacer su paje favorito a un tal Matayo, ca– tólico, tipo acabado de negro hermoso. El jovencito, sabiendo la pasión infame que dominaba al rey, pensó en su interior: Jesús ha dicho: Si tu ojo te escanda– liza, arráncalo y arrójado lejos de ti, más vale ir des– figurado al cielo que con un cuerpo hermoso ser arro– jado al infierno. Aprovechando una ocasión propicia salió del pala– cio, buscó una planta cuyo jugo aplicado sobre la piel produce erupciones semejantes a las de las viruelas, dejando las cicatrices. Matayo se frota la cara, se des– figura y queda repugnante. Una cosa tan fea no podía permanecer por más tiempo en el palacio del rey. Se– guro volvió a la casa paterna. En la hagiografía cató– lica se encuentran ejemplos semejantes de hermosas doncellas. El Beato Francisco Patrizi de Sena, religioso servita, - 80-

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