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los cuales, sin culpa personal y por ignorancia in– vencible o impotencia, carecen de la fe sobrenatu– ral? Los niños pueden recibir la fe infusa en el bautismo. En los adultos, que gozan del perfecto uso de raz6n, para justificarse se necesita un acto de fe sobrenatural. ¿C6mo llegan a realizar este acto de fe sobrenatural sin conocimiento de la re– velaci6n? Por otra parte, sabemos que Dios quiere la salvaci6n de todos, y que a ninguno que hace lo que puede le niega la gracia. Aquí se presenta la espinosa cuesti6n de la salvaci6n de los infieles ne– gativos. Muchas son las opiniones de los te6logos. No es el caso de discutirlas aquí. Pero examinadas todas las soluciones, la más segura de todas es la que indica San Pablo, escribiendo a los romanos: "Pero ¿ c6mo invocarán a aquel en quien no han creído ? Y ¿ c6mo creerán sin haber oído de El ? Y ¿ c6mo oirán, si nadie les predica? Y ¿ c6mo pre– dicarán, si no son enviados?" (10). Luego para que crean en la Revelaci6n, el medio ordinario y seguro es la predicaci6n. Son los misio– neros destinados a propagar la fe; son todos los operarios evangélicos, que extienden la Iglesia de Cristo, única arca de salvaci6n para todos. "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda cría- (10) Rom., X, 1415. -66-