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su Encarnación se inició el reino de 1a paz. Al ve– nir al mundo, los coros de los Angeles anunciaron la paz a todos los hombres de buena voluntad. Danos a nosotros la paz; la paz del corazón y de la mente; la paz ante Dios y ante la conciencia; la paz con nos– otros mismos y con nuestros prójimos; la paz con to– .dos los hombres. Esa paz sobrenatural que supera todo entendimiento (224) y que el mundo no puede dar. Ruega a Jesú,s, tu divino Hijo, que establezca su rei– no de paz en las personas, en las familias, en las nacio– nes, en el mundo entero. Que de un polo a otro de la tierra desaparezcan los odios y las guerras y reine la tranquilidad del orden, de la justipia y de la caridad. Propósitos.-Someteré las pasiones a la razón, y la razón a la fe, para conservar la paz con uno mismo. Procuraré en mis relaciones familiares y sociales ser ángel de paz y de concordia. Me venceré para excusar y tolerar las faltas de mi prójimo, para conservar la buena armonía y la paz verdadera. Trabajaré para ex– tender el reino de Dios por todo el mundo, para que todos los redimidos por el Verbo Encarnado gocen de los beneficios que trajo a este mundo el Príncipe de la Paz, Jesucristo. Repetiré con freceuncia la invocación a María Inmaculada: Regina pacis, ora pro nobis. (224) Phil., IV, 7.

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