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Príncipe de la Paz y la Rei!la de la Paz, que.recón– cilian a los hombres con Dios, les hacen hijos su– yos y hermanos en Jesucristo. EJEMPLOS.-,.1. Alfonso de Ratisbona era un joven hebreo perteneciente a una rica familia alemana. Era enemigo implacable de los cristianos. Por turismo se fué a Roma en el 1842. Allí creció su odio contra· los ca· tólicos, y el ardor por los hebreos. Ya determinado a salir de la Ciudad Eterna, fué a. despedirse del Barón De Bussiles, hombre docto y piadoso que hacía algún tiempo que del protestantismo se había convertido al catolicismo. Habiendo hablado dé religión, el Barón, viendo al amigo tan obstinado en el judaísmo, le rogó, al menos por cortesía, que permitiera ponerle al cue– llo la Medalla de María Inmaculada. El, riéndose de tal ocurrencia, consintió. Era el 20 de enero de 1842. Alfonso, por mera curiosidad, entró un momento en una iglesia, cuand.o al punto vió desaparecer de– lante de sus ojos el edificio, mientras un foco de luz caía sobre él, llenando de resplandor el lugar donde se encontraba. En medio de aquellos resplandores vió, derecha sobre el altar, llena de 'majestad y dulzura, la Virgen Inmaculada, como se representa en la Medalla Milagrosa, la cual con la mano le hacía señal de arro– dillarse, El se sintió atraído por una fuerza irresistible y cayó de roqillas a sus pies. En aquel instante afor– tunado sus ojos se abren a la luz de la verdad y una Ie viva irradia toda su alma. Desde aquel día él no hace más que desahogarse en sinceras expresiones de agradecimiento a la Virgen y pedir con insistencia el bautismo. Se preparó durante unos once días, y el 31 - 539 -
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