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sonas obscenas; sepárame de las ocasiones peligrosas y de las amistades mundanas; dame fuerza para ven• cer las tentaciones de los enemigos visibles e invisibles. Que sea integralmente puro: en el cuerpo y en el alma, en la mente y en el corazón; en mis acciones interio• res y exteriores. No permitas que sea víctima de las ilusiones, de los engaños, de los atractivos del mundo y de las concupiscencias de la carne. Propósitos.-Con todo empeño conservaré esta vir– tud angélica tan agradable a Dios y a los hom~res. Procuraré no mancharme con el fango del mundo. Esta virtud necesaria a toda persona cristiana, espe– cialmente religiosa y sacerdotal, lo es más todavía a los misioneros que tienen que vivir y tratar con los paganos, herejes, musulmanes, desidentes, etc., que no observan la ley del celibato católico. Todos los misioneros o misioneras que profesan el estado de virginidad, según las leyes de la Iglesia Ca– tólica, causan verdadera admiración a todas las gentes que viven fuera de una religión tan santa y tan eleva– da. Prediquemos no sólo con las palabras, sino también con el ejemplo de una vida casta. Sigamos las huellas de María Inmaculada. - 50 -