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Romano la siguiente correspondencia entré dos novios negros: "Daniel: He oído la voz de Dios, Nuestro Se– ñor. Me llama por entero y solamente para sí, a mí, que tanto te amo. Todavía te sigo amando, pero como a un hermano. Créeme. Nada tengo contra ti. Yo no te abandono porque tú hayas dicho esto o aquello. Mil veces, no. Yo ciertamente te habría elegido si el buen Dios hubiera querido que me casara. El me llama. No hay más que decir. Di, Daniel, ¿puedo yo negarme? El· es mi Maestro. Yo rogaré por ti, a fin de que en– cuentres una mujer excelente. Ruega tú, a fin de que sea fiel a la voluntad de Dios. Te lo repito. _Nada tengo 0ontra ti. Sé también que nada tienes contra mí. Tu ex novia, Mónica." Al día siguiente, Daniel personalmente llevó la res– puesta escrita, y en silencio se le entregaba. Decía así: "Mónica: Aunque mi corazón sufra atrozmente, por– que esto es doloroso, no quiero oponerme a tu deci– sión de entregarte a Dios. Perteneces a él antes que a mí. El te ha creado. Eres cosa suya. Y~ no tengo de– recho a apropiarme por la fuerza lo que a otro per– tenece. Mantente en tu decisión. No hagas caso de mi dolor; soy simplemente una nada. Sigue con ánimo la llamada de Dios. Vete en paz. Pero obténme con tus plegarias, una mujer tan buena como tú, a fin de que reine la paz en mi familia, la paz de Dios. En el cielo nos volveremos a ver. Estoy contento de que mida ten– gas contra mí. Estoy triste, pero resignado a la volun– tad divina, Daniel." Súplicas.-¡Oh María, Virgen de las Vírgenes!, con– cédeme la virtud de la pureza. Que sea siempre casto según la voluntad de Dios. Aleja de mí las cosa~ o per- - 49 -

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