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pera en el cielo. Jesús fué a prepararnos un lugar. María es la puerta del cielo que nos le abrirá. j Oh Madre y Reina mía! ,desde el cielo vuelve a nos– otros esos tus ojos misericordiosos y muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Míranos con compasión, no nos dejes, Madre mía. A tí, celes– tial princesa, te ofrezco desde este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Tú eres mi esperanza. Mater sanctae spez. EJEMPLOs.-Un joven comerciante de 25 años de edad se fué un día a París por sus negocios. No pu– diendo regresar al día siguiente se dedicó a los placeres y orgías que existen en la ciudad, y pasó todo el tiem– po en divertimientos mundanos. Cansado y nervioso de los excesos andaba vagabundo por la ciudad hasta que tropezó con una iglesia y entró por curiosidad en ella. Ve muchas personas alrededor de los confesiona– rios. ¡Qué gente más tonta! Avanza y ve un numeroso grupo de personas de rodillas ante el altar de la Vir– gen. ¡Qué gente más supersticiosa! También algún tiempo yo oraba y me confesaba, pero ya pasó la edad de los engaños y de las supersticiones que las madres i.nfunden a sus hijos. Continúa con estos pensamientos, pero reflexiona y dice: "Esto no obstante, yo estaba más tranquilo, me sentía más sereno y contento ... Cierto que ahora mi vida es de placer, pero también llena de amarguras y contrariedades. Si llegara para mí la muerte... ¿ Qué sería de mí si_ me diera un ataque cardíaco? ¿Si ca- ~ 5J3 -

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