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original con que nacimos, pero sí podemos y debe– mos evitar las culpas personales, tanto graves como ligeras, desde que tenemos uso de razón. Imitarla positivamente por el ejercicio d~ las vir– tudes más necesarias a la vida cristiana como la modestia, la humildad, la paciencia, la obediencia, la caridad, etc. 5. Sentimientos de oraci6n. En tantas necesida– des y dificultades de la vida, tanto de orden natu– ral como de orden sobrenatural, elevemos nuestras manos suplicantes a la Virgen Inmaculada, Madre de la divina gracia, para que nos la conceda abun– dante, copiosa y eficaz. EJEMPLOS.-Ei 12 de abril de 1855 . el inmortal Pio IX, de regreso de la visita a laivc'íi:tacumbas de San Alejandro, en la vía Nomentana, se qetuvo con toda su corte en la Basílica de Santa Inés. Hechas sus devociones con todo su séquito y el Colegio de Propa– ganda Fide, fueron a una sala del contiguo convento de los Canónigos Lateranenses. Por la multitud de personas y quizá no buenas condiciones de la sala, apenas sentado el Pontífice se hundió de repente el pavimento y cayeron entre las ruinas. En el momento de terror y de confusión, el Papa imploraba el auxi– lio de María Inmaculada. Preocupados por la salud del Pontífice, vieron con admiración que estaba en pie sano y salvo sin herida alguna. Luego se preocupó de su séquito y si había perecido alguno. Por gracia espe– cial de la Inmaculada estaban .todos sanos y salvos, cuando, naturalmente, una buena p11;rtt:, si no todos, - 510 -
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