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mente en cuerpo y alma, al serviciq del Esposo Di– vino de las almas. "Hijas de reyes figuran en tu corte, y a tu diestra está la reina, oro de Ofir. Oye, hija: mira, dame tu oído. Olvídate de tu pueblo y da la casa a tu padre. Que prendado está el rey de tu hermosura. Pues él es tu señor, sírvele" (212). II. MARÍA REINA DE LAS VÍRGENES Las vírgenes constituyen una porci6n selecta de la grey de Cristo'. Forman las joyas de su corona. Son los lirios perfumados del jardín de la Iglesia. María Santísima es Reina de las Vírgenes porque se distingui6 más que ninguna otra mujer en la castidad virginal, no obstante su Maternidad di– vina. Virgen antes del parto, en el parto y después del parto. No s6lo Virgen castísima, sino también Inmaculada, exenta de toda mancha original y personal. María es Reina de las Vírgenes porque con su ejemplo influy6 para que en la Iglesia existieran tantas doncellas que abrazaran la castidad virginal, ya sea viviendo en comunidades religiosas, ya en el mundo como tantos lirios que exhalan el perfume de la virtud, de la modestia y del candor. (212) Ps,, XLIV, 10-12. -487-
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