BCCCAP00000000000000000001104

dice: ''Yo os querría libres de cuidados. El célibe se cuida de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado ha de cuidarse de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y así está dividido. La mujer no casada y 1a doncella sólo tienen que preocuparse de las cosas del Señor, de ser santa en cuerpo y en espíritu. Pero la casada ha de preocuparse de las cosas del mundo, de agradar al marido. Esto os lo digo para vuestra convenien– cia, no para tenderos un lazo, sino mirando a lo que es mejor y os permite uniros más al Señor, libres de impedimento" (211). El estado de castidad virginal no es obligatorio. Todos tienen libertad para casarse con las ctebidas condiciones. El matrimonio no es malo. El con– trato natural fué elevado por Jesús a Sacramento de la Nueva Ley. Pero el celibato por motivos sobrenaturales y para mejor servÍi' al Señor es más recomendable; porque deja más en libertad para servir a Dios sin los impedimentos del matrimonio que divide los corazones y aumenta los cuidados de este mundo. Por esto no es de maravillar si en la Historia de la Iglesia encontramos tantas castas vírgenes que siguiendo lo más perfecto se han consagrado total- (211) Ibíd., 32-35. - 486-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz