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Jansenismo y Protestantismo, por las revoluciones fran– cesa, mejicana, española, rusa y comunista... Los mártires innumerables que han caído en los campos de misión, como en el Africa, el próximo Orien– te, la China, el Japón, etc. Un pequeño mártir del Ave María.-Era un niño de Baran, de la parroquia de Ipez (Albania), llamado Jo– suf Haidari. Su padre abandonó la fe cristiana y se hizo musulmán. Obligó a la mujer a la apostasía y usaba de todos los medios para inducir al niño a re– negar de la fe católica. Pero sobre este inocente velaba la Madre celestial, a quien invocaba con el Ave María. Apenas de seis años era tan inteligente, que respondía muy bien a la malignidad del padre. El día 7 de marzo de 1893 el padre comía carne; el niño por no cometer pecado se contentaba con comer pan sólo. El padre empezó a instigarle a que comiera tam– bién carne y profería blasfemias contra la religión cris– tiana. El niño, apoyado en la Madre celestial, respon– día pocas y firmes palabras. Esto irritaba más al pa– dre, que se había hecho insensible y desnaturalizado. El niño, tranquilamente, hizo la señal de la cruz y empezó a decir el Ave María. El padre perverso parece que siente en sí mismo el grito de Satanás, enemigo del Nombre de María, y descargó tres golpes de pistola sobre el niño, que cayó muerto a sus pies. Al primer golpe gritó diciendo: Madre Bendita, ayúdame. Y fué su última palabra. ¡Con qué alegría acogerían los án– geles a este tierno mártir de la Reina del Cielo! Súplicas.-¡Oh María, Reina de los Mártires!, cuyo corazón fué traspasado de dolor por la Profecía de Si– meón, haz que mi corazón sea también traspasado de - 470 -
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