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Después se separaron los dos significados de estas palabras. Hoy no se puede dar culto ni a los con– fesores ni a los mártires sin la aprobación de la competente autoridad eclesiástica. En la Iglesia primitiva los mártires fueron innu– merables, sobre todo en las grandes persecuciones de los emperadores romanos hasta la libertad con– cedida a los cristianos en tiempo de Constantino. En todas las épocas de la Iglesia ha habido márti– res. Tanto es así que el martirio es uno de los mo– tivos de credibilidad. Los géneros de martirio han sido muy variados y crueles. La malicia y rabia de los tiranos han inventado cosas inauditas y tremen– das para atormentar. San Pablo, después de narrar el valor de los Pa– triarcas, dice: "Las mujeres recibieron sus muertos resucitados,. otros fueron sometidos a tormento, re– husando la liberación por alcanzar una resurrec– ción mejor, otros soportaron irrisiones y azotes, aún más, cadenas y cárceles; fueron apedreados, tentados, aserrados, murieron al filo de la espada, anduvieron errantes, cubiertos de pieles de ovejas y de cabra, necesitados, atribulados, maltratados; aquellos de los cuales no era digno el mundo, per– didos por los desiertos y por los montes, por las cavernas y las grietas de la tierra. Y todos estos con ser recomendables por su fe, no alcanzru-on la - 464 -

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