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los hijos de tantas Ordenes Religiosas e Institucio– nes Misioneras. Por fin, Australia, último conti– nente descubierto, y las regiones interiores de Afri– ca, exploradas recientemente por hombres de te– són y audacia, han recibido también pregone.ros de ia fe; y casi no queda ya isla tan apartada en la inmensidad del Pacífico, a donde no ha llegado el celo y la actividad de nuestros misioneros.. Mu– chos de ellos, en el desempeño de su apostolado) han llegado a ejemplo de los apóstoles, al más alto grado de perfección en el ejercicio de las virtudes; ni son pocos los que han confirmado con su san- . gre la fe, y coronado con el martirio sus trabajos apostólicos" (196). III. MARÍA, REINA DE LOS, APÓSTOLES y MISIONEROS Los Patriarc~s y Profetas vieron de lejos· y salu– daron a la Madre del Verbo Encarnado, que. aplas– taría la cabeza de la serpiente. Pero los Apóstoles la conocieron personalmente por algún tiempo. La honraron como a la Madre de Jesús. Durante la vida pública del Maestro divino muchas veces la (196) Cfr. Maximum illud, Sylloge, págs. 114-115. Roma, 1939. - 457-

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