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recidos con visiones misteriosas, y en ellos se reno– varon las promesas. Por la .fidelidad a su misión se vieron presentados como modelos de los siervos de Dios. Los Patriarcas no vieron corporalmente en la realidad objetiva al Mesías y a su Madre. No obs– tante, tuvieron la fe firme y la esperanza segura en las promesas de Yavé acerca de la victoria; que la Descendencia de la Mujer aplastaría la antigua serpiente y establecería su reino de justicia y de paz. En esta fe vivieron y murieron tranquilos en el Señor. II. REINA DE LOS PATRIARCAS Los Evangelistas San Mateo y San Lucas descri– ben el árbol genealógico del Salvador confirman– do el título atribuído a María Reina de los Patriar– cas. Por línea no interrumpida el Mesías es verda– deramente Hijo de Abrahán, Hijo de David. En la Edad Media la genealogía del Salvador se trans– cribía en los Evangelios sobre pergamino purpúreo y caracteres de oro. Era cosa notoria en el pueblo israelítico la des– cendencia de Jesús de la estirpe de David. El Ar– cángel San Gabriel atribuyó también a San José el título de Hijo de David. La multitud, los pobres y los enfermos levantaban su voz en las calles y - 436 -