BCCCAP00000000000000000001104
día y de noche. Pero ellos le hatL vencido por la sangre del Cordero ... " (182). La batalla que se inició en el cielo entre los án– geles buenos y malos se continúa todavía en la tierra. La vida del hombre es una continua lucha. El combate del hombre terminará con la vida tem– poral. Aquí combatimos contra los enemigos visi– bles e invisibles, contra el diablo y todos sus se– cuaces. El mundo y la carne, juntamente con el diablo, nos combaten día y noche, para devorarnos y pre– cipitarnos en el pecado. Pero San Miguel y sus án-• geles nos ayudan en la lucha para que no perez– camos. La Mujer aplastará la cabeza del dragón infer– nal y nos librará de sm insidias, y bajo su azulado manto nos defenderemos de sus ataques. María es nuestra protectora y nuestra defensora. Estando con Ella no hay que temer. Mandará a sus ánge– les mensajeros, particularmente a los de nuestra Guarda, para que nos iluminen, nos guarden, nos rijan y gobiernen. Regina Angelorum; ora pro no– bis, ut non pereamus in praelio. (182) Apoc., XII, 1-11. -,- 427...,,..
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz