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queridísima dei Espíritu Santo que pide su con– sentimiento para realizar en ella los desposorios divinos con la naturaleza humana ... La Maternidad divina es la dignidad más excel– sa que puede tener una criatura. La Virgen, no es madre de un profeta, de un rey, de un caudillo ... Es Madre del mismo Dios, cuya grandeza no cabe en los cielos, cuya inmensidad no tiene límites, cuyo poder es infinito. Lo infinito, lo inmenso, lo omnipotente se esconde, se oculta, se humilla bajo los velos de la humanidad. Verdaderamente es bendita la Virgen que fué mayor que el cielo, más fuerte que la tierra, más inmensa que el orbe; por– que contiene a Dios, cuya grandeza el mundo no puede contener. Llevó en su seno aquel que lleva el orbe en sus manos, engendró a su mismo prin– cipio y origen, alimentó al que alimenta todos los vivientes del mundo. La divina Maternidad es el fundamento, el ori– gen, principio y raz6n suficiente de todas las de– más prerrogativa5 de la Virgen. Todos los otros privilegios son para prepararla, acompañarla o adornarla. Todo cuanto la fe y la piedad del pue– blo cristiano atribuye a la Virgen Santísima radica en esta dignidad. Como todos los privilegios y gra– cias de Jesús le competen en virtud de la unión - 30-
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