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nes, en una palabra, se muestra Madre. Monstra te esse Matrem, decimos en el A ve Maris Stella. Sí, EJ_la es nuestra Madre; pero nosotros debemos mostrarnos también sus hijos amantes, sus hijos obedientes, humildes, virtuosos, imitadores de sus bondades, de sus virtudes, de sus perfecciones, de su santidad ... Los misioneros y ap6stoles, hijos de María, de– ben presentarse ante todos los hombres, particu– larmente infieles y acat6licos, con amabilidad, para captar la benevolencia de todas las gentes. Dar tes– timonio de nuestra fe con la tranquilidad del espí– ritu, con la paz del alma, con la alegría en el ros– tro y con la amabilidad en toda la persona para con todos los hombres. ¡ Oh María Amabilísima, quién pudiera ser tan amable como Tú, para atraer a todos los hombres a Ti! EJEMPLOS.-En tiempo del emperador Galerio (año 394) vivía en la ciudad de Capadocia una joven hu– milde, respetuosa, devota y consagrada a Dios, llama– da Dorotea. En la persecución de Galerio, la graciosa }Oven fué llevada por los soldados al tribunal. "¿Quién eres?", le preguntó el Prefecto Teófilo. "Soy esposa de Cristo, una virgen consagrada a Dios." Bur– lándose de ella le dice: "¿No sabes que te espera la muerte?" Respondió la santa: "Así me uniré más pron– to con mi Esposo en el paraíso." El 6 de marzo, Doro– tea era conducida fuera de la cárcel y llevada al patí- - 138 -

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