BCCCAP00000000000000000001104
la bendición y todos tos invasores se dieron a la fuga:~ Tantos milagros obrados por Dios en defensa de la castidad y para proteger a las almas puras se~ían sufi– cientes para probar la divinidad de la religión cris– tiana. · 1 Es increíble también cuanto hicieron de su parte los Santos para co:p.servar la pureza.. San Jerónimo se re– tiró a Palestina a hacer penitencia, y tentado con pen– samientos impuros maceraba su carne y hacía austerí– sima penitencia. San Benito, abad, penitente de Subia– co, para librarse de una tentación impura se arrojó a un zarzal que floreció inilagrosamente. San Francisco de Asís, en semejante ocasión se arrojó en medio de las espinas de un rosal; que todavía conservan su me– moria en· ta Porciúncula. Se di.ce que después no tuvo más espinas y que las hojas quedaron como mancha– das con sangre. San Be.rnardo se arrojó en un estanque helado. Los Santos para conservar ilibado el lirio de la pureza hacían cosas inauditas. Hagamos nosotros, por lo menos, las penitencias y las austeridades de la vida cristiana y religiosa para no caer en las tentaciones. Súplicas.-¡ Oh María Inmaculada!, límpida :fuente de fe, ilumina nuestras frentes con las puras luces de las ·verdades eternas. Lirio fragante de santidad, atrae nuestros corazones con tus celestiales perfumes. Inspí– ranos horror al pecado impuro, que hace al alma de– testable. Líbranos de tantos peligros y tentaciones ·que nos asedian continuamente. Madre Inmaculada, concede la virtud de la pureza a la juventud de nuestros días, desenfrenada y vacilante, Otóri5ala especialmente a los sacerdotes, a los religio, -1Z1-..
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz