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E.rEMPLo,-San Idelfonso, Arzobispo· de. Toledo, fué uno de los defensoreo:; de la perpetua virginidad e inco– rrupción de .María. Nacif> el 8 de diciembre de 606, y luego fué consagrado a la Virgen. A los diez años ¡;e puso baio la dirección del gran doctor de la Iglesia San Isidoro, Arzobispo de. SevHia, para aprender con las letras humanas la ciencia divina de la santidad. Pasados algunos lustros, regresó a su patria y si– guiendo el impufso del Espíritu Santo, no obstante la oposición de sus padres, se retiró a la vida solitaria en -el monasterio de los Santos Cosme y Damián, donde, por su virtud, a los pocos años fué elegido superior. Luego fué elevado a la dignidad de Arzobispo de Se– villa, sucediendo a Eugenio en la Sede de Toledo. En– tonces España estaba .invadida por una multitud de he– rejes arrianos, los cuales defendían que Jesucristo no era igual al Padre, sino solf!mente un Hijo adoptivo, y, por tanto, María no era Madre de Dios, sino una mu)er ordinaria, como las otrM1 madres. Siguiendo las eTJ.señanzas de Elvidio. la querían arrebatar la aureola de la perpetua virginidad. Contra esas aserciones falsas dirigió San ldelfonso sus predicaciones, exhortaciones y escritos, demostran– do que Jesucristo es verdaderamente Dios Encarnado e igual al Padre, y la Virgen verdadera Madre de Dios, que permaneció siempre virgen e incorrupta de toda mancha o contacto. Un día en medio de una multitud de fieles, entre los cuales se encontraba también el rey Recesvinto, Ilde– fonso oraba ante la tumba de Santa Leocadia, cuando pyeron una voz que salió de la tumba: "Ildefonso, por - 115 -
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