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sentir de l~s Saritos Padres y te6logos cat61icos. Cerinto y· los Ebionitas, negando la intervenci6n del Espíritu Santo en la Encarnaci6n del Verbo, consideraban su maternidad como la de otras ma– dres. Según Joviniano, su virginidad ces6 al dar a . luz a Jesús. De tal modo que el Espíritu Santo, después de haber consagrado su virginidad, for– mando en su seno al Cristo, la habría perdido en el nacimiento con detrimento de su integridad. Elvidio y Bonos pretenden que la Virgen no cort– serv6 la virginidad hasta el fin de su vida, y que después del nacimiento de Jesús fué todavía ma– dre de otros hijos, llamados en el Evangelio her~ manos y hermanas de Jesús. Para protestar contra este último error y afir~ mar le perpetua virginidad de María, la Iglesia la invoca .con el título de Mater Intemerata. Esta es una verdad dogmática que se encuentra en el sexto Concilio Ecuménico, segundo _de Constan– tinopla, en el que se declara que la virginidad de la Madre de Dios fué intacta antes del parto, en el parto y después del parto. Se encuentra en el Sínodo Lateranense tenido bajo Martín I (649); en la Constituci6n dogmática de Paulo IV, que condena los graves errores de los Socianianos y a los que niegan la perpetua virginidad de María. - 107 -
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