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gehes que abandonan todo a todos para dedicarse por completo a la propagación de la fe. Forman el ejército de vanguardia en la conquista pacífica del reino de Dios. EJEMPLo.-San Ambrosio, predicando en el púlpito de la Metropolitana de Milán, exaltaba por las nubes la virginidad. Tanta era su elocuencia y su vehemencia, que las madres temían que sus hijas se hicieran reli– giosas como Marcelina, hermana del Obispo. Estas quejas llegaron a oídos del emperador, y éste le llama para darle cuenta y reprenderle. San Ambrosio, hom– bre intrépido y de fortaleza, respondió: "¿ Por qué re– prenderme que predico sobre la virginidad? ¿No la predicó también Cristo'? ¿Debe condenarse lo que Cris– to predicó? Por otra parte, si es lícito escoger un es– poso, ¿por qué no ha de ser lícito escoger al Esposo divino, que es el más noble, al cual un alma virgen se puede consagrar y unir?" Súplicas.-Virgen intacta, concede la virginidad o castidad perfecta a todas las almas consagradas a Dios y a todos los sacerdotes destinados a las funciones divinas. Que sus almas y sus cuerpos sean incontami– nados, resplandecientes como los rayos del sol. Que todos sepamos evitar los contactos con el mun– do, con las personas de otro sexo y aun con las del mismo, y de todo aquello que pueda en lo más mínimo violar, material o formalmente, lo que está consagrado al Esposo divino. Propósitos.-Evitaré todos los peligros y todas las - 102 -
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