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CONF, V,--OTROS DEFECTOS FUNESTOS 75 vantó las ancas y prodigó unas cuantas pesadas ca– ricius a su patrón, quien, lleno de furor, le devolvió una lluvia de palos... El Superior que se deja llevar de simpatías y acep– taciones arroja sobre sí mismo peligrosas antipatías ma• nifiestas u ocultas. Los afectos momentáneos serán li– mitados en el tiempo y en el espacio; mientras que los odios, celos, desconfianzas... , podrán ser ilimitadas y desastrosas ... El buen Superior debe saber mantener alto el tono de la vida claustral, la unión mutua de los religio– sos, el orden y la igualdad, para que todos trabajen por uno, y uno por todos, y todos por Dios. El perfecto Superior considera a todos como hijos suyos, como miembros de la misma familia., como a otros alter ego, y, por ende, para todos igual amor, igual soiicitud, iguales atenciones... Por desgracia, hay Superiores que a ciertos súbdi– tos obsequiosos se lo permiten todo, hasta caprichos; mientras que a otros se lo niegan todo, hasta lo necesa– rio. Visitan todos los días con cariño de madre a los en– fermos amiguitos y simpáticos... , mientras que pasan semanas, y quizá me'ses, que dejan al anciano o al joven, o al Hermano... , sin visitarle, consolarle e interesarse por su salud o por sus necesidades espirituales y cor– porales... En su capítulo IV del "Camino de Perfección", Santa Teresa habla de los daños que causan las amistades par– ticulares. "¡Oh, válgame Dios!, las niñerías que vienen de aquí no tienen cuento. Y porque son tan menudas, que sólo las que lo ven lo entenderán y creerán, no hay para decirlas aquí, más que en cualquiera ,será malo, y en la
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