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68 GUÍA DE SUPERIORES pañeros... , debemos amarnos, ayudarnos, alegrarnos del bien común de todos y de cada uno... e) La vanidad. La vanidad es un apetito desorde– nado de alabanza y estima. Nace, naturalmente, de las~ berbia; porque quien se complace en su propia excelen– cia, quiere que los demás le alaben y honren. Llámase vanidad o gloria vana porque se funda en lo que no está en nosotros; o en lo que está en nosotros, pero no depen– de de nosotros; o en lo que está y depende de nosotros, pero que no merece que de ello nos gloriemos. Como de– cía el Apóstol: ¿Qué tienes que no hayas recibido?, y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (22). Ninguno tiene motivo para gloriarse sino en la cruz de Cristo. San Francisco de Asís escribe: "Considera, ¡oh hombre!, a qué grado de excelencia te elevó el Sefior; El te creó y te formó a la imagen de su muy amado Hijo, según el cuerpo, y a semejanza suya, se– gún el alma. Todas las criaturas que están debajo del cielo sirven ·al Creador a su manera, le conocen y le obedecen mejor que tú. Los demonios no le crucificaron, mas tú, con tus pecados, le crucificaste y todavía le crucificas de– leitándote en los vicios y pecados. ¿De qué puedes en– vanecerte? Aunque fueses tan inteligente y docto que poseyeras todas las ciencias, que pudieras hablar todas las lenguas y penetrar los espacios celestes, de todas esas cosas no puedes gloriarte; porque un solo demonio conoció más secretos celestiales y sabe de las cosas terre– nas más que todos los hombres, aun incluyendo los que recibieron del Señor especial conocimiento de suma sa– biduría. Igualmente si fueses más hermoso y más rico (22) Quid autem habes quod non accepisti? Si autem acce– pisti, quid gloriaris quasi non acceperis? I Cor., IV, 7.

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