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64 GUÍA DE SUPERIORES fomentan, odios, envidias y murmuraciones que se oca– sionan, de los gastos ilícitos y desmedidos, del recurso a la protección y favor de los seglares, del abandono que se hace de nuestra profesión y de las leyes santas de Dios, y de otros tantos arbitrios inicuos, simoníacos y escanda– iosos que, con lamentable ruina de sus almas y con no pequeño descrédito de la santidad de nuestro estado, sue– len usar los que con ambiciosa solicitud aspiran a ser prelados" (13). Con negras tintas describe estos y otros muchos daños que causan los prelados dominados por el vicio de la ambición... La Madre y Doctora Santa Teresa decía que la honra del mundo es grandísima mentira (14) ; que más se apro– vecha posponiendo en un día, por amor de Dios, la honra y autoridad de estado, que con ella en diez años (15). El hacer caso de los puntos de honra es causa de que mu– chas almas no lleguen a la cumbre de la perfección (16}. Si hay punto de honra y de hacienda, aunque tengan mu– chos años de oración, o mejor, de consideración, nunca medrarán mucho ni llegarán a gozar el verda9-ero fruto de la oración (17). No hay tósigo en el mundo que así mate la perfección como estas cosas de mayorías (18). La Madre Sor María de la Antigua, en el capítulo 13 del libro IV de su preciosa obra "Desengáño de religiosos y almos que tratan de virtud", refiere esta visión: "Vi mucha gente que estaba tan encogida y tan atada y en– cadenada con tanto número de cadenas y ataduras, que era lástima y compasión mirarlas. Y lo peor era que ellas (13) B. DIEGO DE CÁDIZ, O. C., p. 41. (14) Vida, XX, 26. (15) Ibid. XXI, 9. (16) Vida, XXXI, 20 y 21. (17) Camino de Perfec., XII, 5. (18) Ibid. 7.

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