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CONF, IV,-DEFECTOS .Ql;JB DEBE EVITAR 59 se deleitó en sí misma. y se detuvo a contemplar su propia excelencia; dejó un momento de referirse a Dios; se olvidó de su dependencia, se paró en sí y se entregó a sí misma. Mas, queriendo ser libre hasta emanciparse de Dios y de las leyes de la justicia, hízose esclava de su pecado. .En todo pecado hay dos cosas: conversión a la cria– tura y aversión a Dios. En cuanto a la conversión a las criaturas, la soberbia no reviste mayor malicia que los demás pecados; pero sí en cuanto a la aversión. La razón es porque en los otros pecados, generalmente, se separa uno de Dios por ignorancia o fragilidaq., pero en la so– berbia se separa por rebelión, no quiere la voluntad hu– mana someterse a la voluntad de Dios, a su imperio ni a sus órdenes. Los demás pecados son como una fuga o separación de Dios, la soberbia es una oposición, un desprecio de su autoridad; usurpa, explícita ·o implícita– mente, los derechos de Dios; se atribuye a sí lo que viene de Dios, negando que es principio de todas las cosas; ordena a sí mismo lo que debe ordenarse únicamente a Dios como último fin de todo lo creado. Por esto la soberbia es un pecado que reviste gran malicia. Los de– más vicios huyen de Dios, la· soberbia se le opone. Por este motivo dice la Escritura que Dios resiste a los so– berbios (5) porque se ponen frente a frente de su autori– dad o de la de sus representantes, y no quieren someter– se, resistiendo consciente y voluntariamente. No siempre · la ,soberbia es pecado mortal, sino cuando nos impulsa a cometer actos gravemente pecaminosos. S.e da con fre– cuencia una soberbia atenuada o venial que, reconociendo a Dios como único principio y fin de todas las cosas, no (5) Deus superbis resistit. I Petr., V, 5.
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