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CONFERENCIA IV DE ALGUNOS DEFEC7'OS QUE DEBE EVITAR EL SUPERIOR El Divino Maestro, en cierta ocasión, a unos que se gloriaban de sí mismos como justos y despreciaban a los demás, les propuso esta parábola: "Dos hombres su– bieron al templo para orar: el uno fariseo y el otro pu– blicano. El fariseo oraba de esta manera: "Doy gracias a Dios, porque no soy como los demás hombres: ladro– nes, injustos, adúlteros, ni siquiera como este publicano que está aquí en el templo. Ayuno dos veces en el sábado, pago los diezmos de los bienes que poseo." El publica– no, estando lejos, sin atreverse a levantar los ojos al cie– lo, golpeaba su pecho, diciendo: "Dios mío, ten misericor– dia de este pobre pecador." En verdad os digo que éste descendió justificado a su casa, porque todo el que se en– salzare, será humillado, y todo el que se humilla, será en– salzado" (1). La soberbia es el primero de los vicios capitales y de él se derivan otros muchos. Se encuentra más o me– nos desarrollado en todos los hombres, pero es más fácil que se introduzca en los que mandan. Por esto vamos a tratar de algunos vicios más principales que deben evi– tar los Superiores: l. De la soberbia. 2. De los vicios derivados de la soberbia. (1) Luc., XVÍII, 9 y sigs.

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